Puñetera hambruna


¿Te lo digo o te lo cuento? Pues te lo cuento.
En 2011 con todo nuestro desarrollo científico, comercial, social y tecnológico sigue existiendo hambruna.
La hambruna no es una foto de un niño desnutrido del África subsahariana. Eso se ha convertido en un cliché y no transmite nada.
Hambruna es dolor. El Hambre en mayúsculas es una muerte lenta y dolorosa que incide en el cuerpo de una forma muy parecida a como lo hace la anorexia comatosa, el cáncer o el sida en un momento muy avanzado de la enfermedad.
Los dolores son crónicos en articulaciones y sistema digestivo. La piel y el pelo pierden vida. El corazón se cansa y el individuo hambriento apenas puede consumir la energía de las reservas musculares que le quedan en su cuerpo.
Ronchas, sangrado, inflamaciones de las piernas, dolores de cabeza continuos, vómitos y mareos. Vértigo, náuseas, diarrea.
Las personas pueden morir en un corto lapso de tiempo en el caso de tener sed extrema, de tener frío extremo, de tener calor extremo. Horas o minutos, pero el hambre puede ser semanas o años si se convierte en una situación crónica.
Porque la gente se muere.
Irlanda entre 1885 y 1889 vivió una de las peores hambrunas registradas (la Great Famine). Un cuarto de la población de la isla empobrecida en aquel entonces pereció por falta de su alimento básico: la patata.
Entre 1932-1933 la URSS dejó morir de hambre a 7 millones de ucranianos. Lo que se conoce como Holodomor por los aún supervivientes de ese capítulo vergonzoso del s XX en que Stalin literalmente robó los cereales y los alimentos de los agricultores de Ucrania.
Tenemos que llegar al We are the world para conocer también la Hambruna de Etiopía de los años 80. Murieron más de un millón de personas.
Malas cosechas, malos gobiernos, mal clima… son muchas las causas, pero muy simple la solución: la comida.
Actualmente Somalia vuelve a estar atacada por la maldita hambre de una región de África más que olvidada, sin recursos, predesertizada y con unas guerrillas fundamentalistas que no dejan introducir la ayuda internacional. Un país sin gobierno desde hace años, anárquico, donde sólo se interviene en caso de que un pirata secuestre un barco atunero occidental.
Cara de vergüenza para los gobiernos occidentales que intervienen en Afganistán, Irak o Libia para luchar contra los dictadores y no deparan en la necesidad de utilizar a los ejércitos cuando sí que se necesitan, como hoy en día en Somalia.
Es mejor dejar a las ONGs con el culo al aire ante bandas armadas bárbaras extremadamente violentas. ¿Acaso no saquearían un convoy de alimentos, que justo en esta parte del planeta es el bien más preciado?
Una barra de pan vale vidas y hay gente dispuesta a morir a por ella.
El hambre duele y mata, ha matado muchas veces a lo largo de la historia y vuelve a envestir. Pero que haya hambre es un problema de gestión de recursos básicos y por lo tanto, aunque haya sequías, malas cosechas, inflación, saqueos y su p*** madre, no nos podemos permitir dejar a nadie morir de hambre.
Cuando ese niño-premio de fotoperiodismo-cliché negro y africano muere de hambre, no muere, no te engañes, lo estamos matando tanto tú como yo.

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