Ha pasado, lo has visto


Para que una empresa tenga éxito ha de marcar un claro business plan. En ese plan ha de detectarse su target y dirigir su producto o servicio a un nicho de mercado concreto.
¿Nicho? Hay un sinfín de nichos de mercado y en cuanto a los medios de comunicación también hay que pasar de un puñado de canales generalistas a un contexto actual en el que las televisiones se tematizan y se dirigen a distintos nichos de mercado que marca la audiencia.
Con la televisión de pago hay (in)finitos canales en el que el televidente –usuario que ha pagado- podrá escoger el que más se ajuste a su perfil y preferencias.
La TDT es un paso intermedio entre la plataforma analógica de 5 canales de hace décadas a una plataforma futura de televisión a la carta. Con la TDT conseguimos –tras abono obligatorio del aparato para que no nos pillase el apagón- disfrutar de decenas de canales de forma gratuita.
Ahora bien, ¿es real esto de la televisión a la carta?, ¿conseguimos que cada cadena encuentre un nicho de mercado para un target definido?
Se intenta, pero nos dejan a medio camino…
La TDT ofrece canales de ocio, de series, de telerrealidad, de deportes. Cadenas de humor y cadenas de malhumor facha, canales públicos y canales privados.
Los públicos tienen la obligación de ofrecernos un servicio público de información veraz y neutral: RTVE y los autonómicos. Los privados sí que se pueden orientar hacia auténticos canales temáticos, siempre y cuando su proyecto sea viable.
CNN+ era el único canal privado que la plataforma digital de la TDT ofrecía en todo el territorio nacional de noticias e información 24 horas. Tras la compra de Telecinco, y con pérdidas acumuladas desde hacía tiempo, el proyecto de CNN+ no resultaba rentable y desapareció, o mejor dicho, fue sustituido por el canal de Gran Hermano 24 horas, lo cual dice bastante del cambio.
No es que Telecinco, la cadena amiga, sea un gigante que busque destruir cualquier ápice de conocimiento e información para la sociedad española, lo que pasa es que es una empresa privada que busca un beneficio, y un canal como CNN+ no daba esos beneficios.
Sin embargo, muchos nos negamos a creer que un canal privado de noticias en la TDT sea inviable.
Las únicas opciones que le quedan al ciudadano que decida consumir información en su televisor, a cualquier momento son, o pagar, o si no, ver canales públicos (TVE 24H y otros autonómicos similares) tutelados nos guste o no por el gobierno de turno.
De toda la audiencia, tienen libertad los adolescentes pop para ver la MTV, los conservadores para ver Intereconomía, pero no hay agallas de ningún ente privado para lanzar un canal de noticias abierto a todo el mundo, con información de calidad y reportajes de actualidad.
Iñaki Gabilondo conseguirá introducirse en otro medio de comunicación, tal como hizo en su día la también presentadora de CNN+ Letizia Ortiz, y otros muchos profesionales que conformaban la cadena.
Pero el que pierde, una vez más, es el público que hace zapping saltándose la telebasura y que finalmente acaba apagando el televisor. Menos mal que nos queda RTVE para ahora e internet para siempre.

1 comentario:

Mano dijo...

Sabes bien cuanto odio a T5, pero a decir verdad, cuando Prisa vendió el 80% de Cuatro y el 20% de Digital+ a Mediaset, la propietaria de Telecinco, el contrato contemplaba la posibilidad de que Prisa/Sogecable siguiera controlando una de las frecuencias de TDT para seguir transmitiendo CNN+.

Pero resulta que Prisa, endeudada hasta arriba, metió en su capital a un fondo americano (Liberty Media) con una gran participación, y fueron estos los que descartaron absolutamente la continuidad de CNN+, a la vista de las pérdidas que arrastraba. No conozco las cifras, pero no me cuesta creer que una cadena así tenga unos costes bastante altos y, desde luego, los ingresos publicitarios tenían que ser mínimos (prácticamente no recuerdos más anuncios que las cuñas autopromocionales y poco más).

Conclusión: entre todos la mataron y ella sola se murió.
Como tú dices, los espectadores no aborregados salimos perdiendo con el cierre. Ya conoces mi profundo pesimismo, sobre el futuro de los medios de comunicación, la cultura y la educación en este país.