Que vienen los chinos


Que vienen los chinos y se van a quedar todo. Que hay chinos en todas partes. Que los chinos dominarán el mundo…
Todos estos comentarios son los argumentos esgrimidos para el nuevo fenómeno, sustituto del antiamericanismo, que es la sinofobia o fobia a lo chino. Sin embargo, no hay que tener este sentimiento de rechazo. Que vengan los chinos no es ningún trauma.
Hace décadas que los chinos han estado emigrando a los cinco continentes. Los vemos en cada una de nuestras ciudades. Muchos de ellos empezaron con restaurantes y tiendas de bazar, pero cada vez están abriendo más su negocio a otros sectores y servicios.
Por cierto, la inmensa mayoría de los chinos que viven en España proceden únicamente del distrito de Qingtian, lo cual ayuda a comprender la envergadura del gigante asiático. China tiene 30 veces la población española. 1 de cada 5 habitantes del planeta es chino.
Es lógico que cualquier país occidental cuando analiza la población asiática residente se asombre del número de chinos que hay. En primer lugar, nuestra ignorancia occidental ombliguista nos hace creer que cualquier oriental es chino, cuando no es así. En segundo lugar, si hay un 5% de población china emigrante en otros países ya son 66 millones de personas (lo que correspondería a ser el país nº 19 por sí sólo en población).
Hasta ahora el chino emigraba por la digna razón de mejorar la vida de su familia, tal como hemos hecho todos, también los europeos. Ahora los chinos externalizan servicios y su presencia en países más pobres responde a un proceso que China ha vivido hasta hace muy poco tiempo: la búsqueda de mano de obra más barata.
No hay que asustarse de una China que crezca económicamente. La huida de población sin recursos de China se reduce, a la par que las empresas chinas aumentan el capital y muy en buena medida gracias al know-how que aprendieron de las empresas occidentales que externalizaron los servicios en su territorio.
Que China se convierta en una potencia económica es buena noticia, ¿acaso cuando hablábamos de un mundo más justo e igualitario era un mero discurso vacío? En un planeta justo, el país con mayor población debería tener el PIB mayor. Eso significaría que las rentas per cápita se equilibran e igualan. Que China supere a los EE UU en riqueza total no es malo, es únicamente una señal de progreso, y una muestra de que en la globalización cada vez más, todos cuentan, y las relaciones son plenamente multilaterales.
China tendrá el PIB mayor, pero no dominará el planeta Tierra. Seguirá siendo un poder “equiparable” a EE UU, a la Unión Europea, a Latinoamérica o a la India. Por cierto, para que no nos frustremos, pensemos en China -y también en India-, no como un sólo país sino como todo un continente, o si cabe, como un socio comercial.
Hasta ahora si el gigante asiático era la gran factoría mundial de todo, beneficiaba a todas las empresas que producían o compraban en China, y también beneficiaban al consumidor de Occidente que podía acceder a unos precios más competitivos. El perjudicado era el operario de fábrica que se quedaba sin empleo.
Ahora la calidad de vida en China ha aumentado y los salarios también, y surge un nuevo fenómeno. China va a África y la empresa occidental vuelve a Europa. Ya hay marcas que vuelven a abrir procesos productivos a este lado del globo porque China deja de ser competitiva en costes laborales. Hablábamos de calidad de vida para el ciudadano chino y de una clase media en alza que consumirá productos no Made in China, sino productos a precios no tan competitivos y fabricados en Occidente.
En los próximos cinco años este despegue acabará de cuajar en otros países emergentes asiáticos y americanos, haciendo que todas las relaciones comerciales, que todos los procesos productivos, que todos los servicios y productos, y que todas las tomas de decisiones sean multilaterales.
En la próxima década le tocará finalmente a África.
Y no nos equivoquemos, que vengan los chinos no es malo. Recuerden que ahora nos están comprando deuda pública, pero su crecimiento tampoco será eternamente exponencial.
En cada casa cuecen habas.

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