Así, tampoco


Pues menudo panorama... El 29-S, huelga general.
La huelga jurídicamente es un derecho reconocido en nuestra Constitución que, como todos sabemos, aún está pendiente de ser desarrollado en Ley Orgánica desde 1977. Es decir, es un derecho legítimo y una laguna en el tintero del legislador.
La huelga políticamente es una conquista de la izquierda de este país. Muchos sindicalistas, revolucionarios e intelectuales dieron su vida para que ahora disfrutemos de este derecho.
Sin embargo, económicamente la huelga siempre ha sido una contingencia, una incidencia no deseada en el fondo por ninguna de las partes, ni por el trabajador, ni por la patronal, ni por los gobernantes. Un día de huelga en un salario medio español equivale a un 4,5% menos al final de mes en su nómina. "No trabajas, no cobras".
Es exactamente la misma cantidad que el Gobierno quiere reducir al personal que trabaja en la Administación, y como duele, se protesta, y con razón. Qué paradoja, ¿verdad?
Estamos en crisis y una huelga general en todo el territorio nacional no ayuda en nada a que la economía se recupere. Por lo tanto, es vista como un mal menor. Un mal menor: sería igual, en caso de ser secundada por la totalidad de la población activa, a una reducción del 0,27% del PIB nacional. Pérdida de miles de millones de euros, pero de eso tampoco se habla... y por eso al tejido empresarial no le gusta bajar la verja un día laborable.
No estamos acostumbrados a una huelga general ya que ésta es la séptima en 35 años, y esto lo convierte en un fenómenos aislado.
Pero sí que estamos acostumbrados a otro tipo de huelgas: transportistas, basureros, controladores aéreos, de transporte público, etc. Es decir, aquellas huelgas en las que el patrón y el gobierno suelen ser la misma persona y el afectado, no es el empresario sino el ciudadano.
Nos cancelan vuelos, se llenan los barrios de basura pestilente, nos quedamos sin metro, nos cortan las calles, y nos hacen la vida imposible para que nos enfademos... y no nos enfadamos con el causante (teóricamente, con la Administración), sino con los huelguistas. Es por consiguiente, más que una huelga, un chantaje público cuyas víctimas somos todos.
Esta huelga no es como éstas, esta huelga es "general". La convocan los sindicatos porque el Gobierno ha tomado una serie de medidas en materia laboral y fiscal para que el país salga de la crisis (versión oficial).
¿Qué no se dice?
1.- La política que llevaba a cabo el Gobierno Zapatero era una política intervencionista y keynesiana, mediante la cual con inyección de dinero público se intentaba fomentar el desarrollo económico de todos los sectores. Muy de izquierdas y lamentablemente, a corto plazo, deficitaria.
2.- Desde la izquierda el intervencionismo es necesario y se piensa que a medio plazo habrá de nuevo equilibrio presupuestario. Desde la derecha se vende el tijeretazo. La derecha gobierna en Europa (nos guste o no) y se "animó" a que curiosamente los gobiernos más deficitarios-izquierdistas hiciesen los recortes oportunos, entre ellos, España.
3.- La decisión del recorte no afecta únicamente a España sino a la mayoría de los países europeos, con independencia de su color político. Zapatero no tiene margen de maniobra ya que estaba en minoría en el Ecofin.
4.- Las cuentas nacionales hoy en día "dependen" de la deuda soberana. Con lo recuadado mediante impuestos no se haría ni la mitad de lo que el Estado gasta en servicios, personal, inversión. El sistema obliga a que emitamos deuda y que los mercados la compren. Si no hay confianza, nadie la compra, si nadie la compra, la deuda crece en intereses y nos ahogamos llegando a la bancarrota.
5.- Los sindicatos saben de sobra cuál es el papel que España juega en Europa y cómo se financia el Estado. Mucho dinero en ayudas, subvenciones y servicios sociales que viene directamente de Wall Street. La imagen de España por lo tanto también se puja en Bolsa.
Los sindicatos son, muy tristemente, un lobby más. Han perdido el papel fundamental que tenían en la sociedad, y su discurso gris ya no llega al pueblo.
¿Garantes de la clase trabajadora? Ellos también se callaron ante la burbuja inmobiliaria, pero como daba millones de puestos de trabajo, para qué protestar, trabajo es lo que se quería, ¿no? Ahora con un 20% de paro nos preguntamos qué ha sido del poder sindical.
Protestar por la crisis es estúpido en la medida en que nadie la desea, y también en la medida que todo el mundo es responsable. Con la bonanza económica partidos de todas las tendencias, empresarios y sindicatos, trabajadores y consumidores, callaron/callamos como putas y ahora la crisis global-mundial-planetaria nos afecta (lógicamente) mucho más.
¿Por qué no hubo una huelga general en mayo cuando el Gobierno estaba lidiando en Bruselas los recortes que se imponían a países de la periferia como España? Esperar a que se aprueben las reformas en el Congreso, a que pase el verano y a que llegue septiembre (casi octubre, señores) es llegar tarde. Muy tarde.
Convocar una huelga general es normal para UGT y CC OO. Son sindicatos, es su rol. Su rol tradicional, como en los 70s. Pero es que ahora no somos proletarios explotados. No vivimos aislados del mundo. Nuestro país ya no es soberano económicamente.
La única respuesta útil hubiese sido una huelga general europea y previa a los recortes, cuando la presión hubiese podido dar algún fruto. Ahora son 100 euros menos en nómina a los que la secunden y un subidón de adrenalina para los piquetes camorristas de turno.
Amigos sindicatos de UGT y CC OO, con todo el cariño del mundo: Decís que "Así, no", pero vosotros "Así, tampoco".

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